Los presos del centro penitenciario número tres de la ciudad rusa de Omsk practican yoga para rehabilitarse. Despues de las sesiones de esta práctica milenaria, ellos están más tranquilos y pacíficos y dejan de infringir las reglas de la prisión.
Según el informe del Servicio Penitenciario Regional, “las clases de yoga, basadas en un curso de vídeo, ayudan a los reos a estabilizar su estado emocional, ya que la vida en los lugares de reclusión deja una huella en cada persona condenada a permanecer tras las rejas”.
Los carceleros afirman que ya ven un resultado. Las 10 personas que practican el yoga “infringen menos el reglamento de la cárcel y se vuelven más equilibrados”. La meditación trae a los presos la paz interior, también les ayuda a mantener la mente “en forma”.
Hace tiempo que en prisiones rusos funciona un programa de labor deportiva parte de que forman las sesiones de yoga. Uno de los objetivos de esta iniciativa es facilitar a los presos su reinserción en la sociedad, donde habitualmente suelen ser rechazados cuando regresan tras cumplir su condena.
EDAF
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