El 1 de marzo, Vladímir Putin asistió en una reunión sobre los preparativos para los Juegos Mundiales Universitarios de Invierno que acogerá la ciudad de Krasnoyarsk en 2019. El mandatorio ruso volvió a subrayar que no hay ningún vinculación del Gobierno con un eventual dopaje de los deportistas. “Una vez más quiero recalcar que en Rusia nunca hubo ningún programa de apoyo estatal al dopaje y nunca lo habrá”, declaró el líder ruso.
De otro lado, con respecto a la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) Vladímir Putin se puso de acuerdo con sus exigencias: “Debemos reconocer que tenemos casos de uso de dopaje”. También constató que “el sistema de control antidopaje ruso que ha existido hasta ahora no ha funcionado y es culpa nuestra”.
En diciembre del año 2016, el COI prolongó las sanciones por dopaje de Estado contra Rusia adoptadas tras la publicación del informe del Richard McLaren encargado por la AMA. La comisión independiente de la WADA encabezada por el canadiense insiste en ese informe que se trata de una práctica de dopaje institucionalizado en la que estaban involucrados el Ministerio de Deporte, la agencia antidopaje rusa Rusada, el Centro de preparación deportiva y el laboratorio antidopaje de Moscú. De su parte, el Ministerio de Deporte ruso rechazó las acusaciones y afirmó que seguirá combatiendo el dopaje cooperando con los organismos internacionales.
El 24 de febrero del 2017, el director general del COI, Christophe De Kepper, afirmó que WADA había admitido que el informe de McLaren no contenía evidencias suficientes para culpar de dopaje a los deportistas rusos.
EDAF
{{comment.Author.Name}}
{{comment.PostDate}}