Este año se conmemora la Revolución rusa que tuvo lugar el 25 de octubre de 1917, según el calendario juliano, o el 7 de noviembre, según el gregoriano. Fue un acontecimiento histórico de nivel mundial que propició transformaciones drásticas en todas las esferas de la vida social, cultural y política del país eslavo.
Desde el triunfo de la revolución bolchevique en 1917 y hasta la desintegración de la URSS en 1991 la fecha del 7 de noviembre se celebró como fiesta nacional que derivó en el inicio de la Guerra Civil y la creación de la Unión Soviética. A partir de 2005 Rusia festeja el 4 de noviembre, el Día de la Unidad Popular, en sustitución del 7 de noviembre.
Recientemente, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció que el Kremlin no planea ningunas celebraciones en el marco del centenario del alzamiento bolchevique.
Sin embargo, el Partido Comunista de Rusia (KPRF) organizó los actos conmemorativos en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades del país. Guenadi Ziugánov, el líder del KPRF, informó que las delegaciones de unos 150 países llegaron a Moscú y San Petersburgo para participar en el festejo.
Actualmente la opinión pública rusa está dividida a partes iguales entre quienes consideran que la revolución sucedió en interés de la mayoría de la sociedad y quienes discrepan de esta afirmación.
Según una opinion, debe ser indiscutible la celebración del centenario de la Gran Revolución de Octubre que dio un empuje al desarrollo social y económico del país soviético y cambió todo el curso de la historia mundial.
La opinión contraria presenta el evento de 1917 como una conspiración (liberales, masones, revolucionarios, alemanes, aliados, bolcheviques o marxistas en general) o como una suma de casualidades que beneficiaron a un pequeño grupo de personas.
El Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, calificó el año 1917 como una “carnicería” y “terribles crímenes contra la fe, contra Dios, contra el pueblo” y “contra el país”.
De su parte, la jefa de la Casa Imperial rusa, María Vladímirovna Románova, opina que los acontecimientos de 1917 “es una desgracia común” y su principal causa fue la profunda crisis espiritual.
EDAF
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