En noviembre de 2015 la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) acusó a Rusia de numerosas infracciones de las reglas antidopaje y suspendió el Ministerio de Deporte de Rusia, la agencia antidopaje rusa (Rusada), el Centro de preparación deportiva y el laboratorio antidopaje de Moscú.
Altos cargos de Rusia negaron en repetidas ocasiones cualquier vínculo del Gobierno o de las instituciones, servicios u órganos gubernamentales con los casos de dopaje entre los deportistas.
Por su parte, el Ministerio de Deporte ruso rechazó todas las acusaciones de dopaje, que considera “infundadas”. Además, el presidente ruso, Vladímir Putin, negó que Rusia tenga un sistema institucionalizado de dopaje y aseguró que el país tiene la intención de colaborar estrechamente con el Comité Olímpico Internacional (COI) y con la WADA para erradicar este mal.
Sin embargo, recientemente WADA anunció que Rusada no corresponde al Código del Organismo. El periodista Haio Zeppelt comentó al canal ARD en el programa denominado Sportschau que “Rusia no cumplió con las exigencias presentadas, las de reconocer la injerencia del Estado en el programa antidopaje y permitir el acceso a las pruebas cerradas, esa decisión puede representar la suspensión de la participación de los rusos en las Olimpiadas de invierno”.
La reanudación del trabajo de Rusada se examinará en la reunión de los fundadores de la WADA programada para el 16 de noviembre.
En total, jefes de las agencias antidopaje de 17 países llamaron a apartar a Rusia de los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán del 9 al 25 de febrero de 2018 en Pyeongchang, Corea del Sur.
EDAF
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