En la noche del 18 al 19 de enero, según el calendario juliano, los cristianos ortodoxos celebran la fiesta de la Epifanía Ortodoxa, una de las más antiguas fiestas cristianas. Con esta festividad se conmemora el bautismo que recibió Jesús en las aguas del río Jordán a manos de Juan el Bautista.
Tradicionalmente los sacerdotes y los feligreses se dirigen a ríos y lagos, donde en su superficie helada se abre un claro en forma de una cruz, allí la gente se sumerge tres veces rezando.
Además, miles de personas van a la iglesia para conseguir agua bendita. Se cree que durante la Epifanía el agua adquiere propiedades sanadoras especiales y es capaz de purificar el alma.
En todo el país se abrieron cerca de 4.000 claros en el hielo. En tales áreas se instalan unos locales donde se puede cambiar la ropa, calentarse y tomar bebida caliente, allí montan guardia médicos, policías y socorristas.
Este año más de 1,5 millones de personas participaron en la actividad. El Ministerio de Situaciones de Emergencia anunció que no se registraron incidentes.
Este año, también Vladímir Putin participó en la tradicional ablución en las gélidas aguas del lago Seliguer durante su visita del monasterio de Nilov que está situado en la región de Tver.
El portavoz de Kremlin, Dmitri Peskov, comentó que no es la primera vez que el mandatorio ruso toma parte en las celebraciones ya que “hace varios años que practica esta tradición”.
En 2017 más de 1,8 millones de rusos se bañaron en aguas heladas y en 2016 casi 2 millones.
EDAF
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