El rodaje de la nueva película “Rasputin” con Gérard Depardieu como protagonista alborotó la ciudad de Arjánguelsk. Los ciudadanos vinieron en masa al casting mientras al lugar del rodaje traían toneladas de nieve.
Los operadores de cine ocuparon durante dos días el museo de arquitectura de madera y arte popular “Malie Kareli”. Precisamente allí, escenificaron el pueblo siberiano donde nació Rasputin. Los decorados casi reales ayudaron a Gérard Depardieu reencarnar al famoso personaje de la historia rusa.
El mismo Gérard Depardieu declaró que tenía mucho en común con Rasputin y que soñaba con interpretar este papel desde que tenía quince años.
“A Rasputin lo asocio con el alma rusa así como a Vladimir Visotski. Me encanta Rusia por su espiritualidad y su fuerza especial” – dijo el actor francés. – “¡Qué bien que hayan conseguido conservar el espíritu de las antiguas casas rusas y que exista un museo así!”
El legendario francés hizo feliz con su presencia a la ciudad norteña durante dos días.
Gérard Depardieu se instaló en uno de los hoteles más caros aunque los precios de provincia no debieron parecerle nada altos.
A este mismo hotel vinieron para el casting los ciudadanos de Arjánguelsk, algunos con sus familias enteras. Especialmente se alegraban los niños que recibieron algún papel. En cuanto a la gente mayor, los abuelos venían para ganar un poco de dinero: quinientos rublos (unos trece euros) al día es un buen aumento de pensión.
Pero no se trataba de un sueldo regalado: los que al final pasaron el casting tuvieron que sufrir vistiendo zamarras gordas, toquillas, válenki, peales y soportar durante horas maquillaje en la cara, a veces tenían que pasar frío o sudar. Un joven de veintidós años fue la envidia de todos al interpretar el papel de un caballerizo de Novodvinsk quien llevaba a Gérard Depardieu en un auténtico trineo.
Traducción de Natalia Donskova
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