El origen de las esfinges de San Petersburgo se pierde en la noche de los tiempos. Símbolo de fuerza, sabiduría y guardianes del averno, separan el mundo de los vivos del de los muertos, la luz de la oscuridad, ideal para una ciudad de noches blancas. Y es que a pesar de evocar los mundos antiguos de Egipto o Grecia, las estatuas que guardan la escalinata del Neva son una composición típica de San Petersburgo.
El malecón de las Esfinges
Decir “esfinges” en San Petersburgo inequívocamente evoca a las estatuas egipcias que están al lado del puente de la Anunciación. Son las esfinges más antiguas, auténticas y hermosas de San Petersburgo. Se integran perfectamente en el conjunto arquitectónico, a nadie sorprende que este icono de la capital septentrional rusa lleve la cara de Amenofis III, fallecido 3500 años atrás.
Las esfinges guardaban el templo de Tebas. Las enterró el tiempo y la arena hasta que las desenterraron en el siglo XIX y las llevaron a Alejandría, donde las compró para el tesoro ruso Andrei Moraviov, diplomático y escritor que estaba de peregrinación por Tierra Santa.
Las esfinges estuvieron viajando un año en el buque rusos “Buena Esperanza”. Una vez en San Petersburgo estuvieron dos años más en el jardín de la Academia Imperial de las Artes y por fin en 1832 las pusieron donde ahora las vemos, hace casi 200 años. Poco tiempo para unas obras de los tiempos de Moisés.
Los daños sufridos por las esfinges durante su transporte alimentan su leyenda negra: se dice que con la mirada las esfinges pueden volver loca a la gente. Así se excusó un joven comunista de la brigada de albañiles de Leningrado ante la NKVD, alegando que la enajenación mental transitoria sufrida y descargada verbalmente sobre el camarada Stalin era producto de la malévola influencia de los ídolos egipcios. Leyendas urbanas aparte, se dice que los ahogados en el Neva aparecen siempre al pie de las esfinges.
Las Esfinges del Palacio Stróganov
Dos sencillas y arcaicas esfinges de San Petersburgo guardan la puerta de desfiles de este gran palacio. Son las primeras que aparecieron en San Petersburgo y son obra de un escultor ruso desconocido, que parece ser lanzó la moda de tener vírgenes-leones en el jardín.
En 1796 las esfinges fueron instaladas en el embarcadero del palacio. Nada queda ahora de ese embarcadero, y las esfinges fueron trasladadas a principios del siglo XX la puerta de desfiles del palacio.
Las Esfinges del puente egipcio
Cuatro esfinges de estilo griego: realismo en el cuerpo e hieratismo en el rostro. Este sencillo puente es la reconstrucción de uno más grande que se derrumbó en el invierno de 1905. Para el nuevo puente solo se recuperaron 4 esfinges, el resto están en el malecón del Pequeño Neva, visiblemente dañadas por el derrumbamiento del puente original y del paso del tiempo.
Shi y Tsa en el malecón Petrovsky
En 1907 llegaron de china los leones Shi y Tsa al remodelado malecón Petrovsky. Son un regalo de la ciudad china de Tilín al gobernador Grodekov, quien los envió a San Petersburgo. Los leones, siguiendo la tradición china, representan a un macho y una hembra. Ella protege a su cría, él un globo, símbolo budista de la sabiduría.
Memorial a las víctimas de la represión en el malecón de Robespierre
Hechas en bronce y sobre un pedestal de granito, son las esfinges más jóvenes de San Petersburgo, aunque su aspecto asusta a los niños. Son obra de Mijail Shemiakin, forman parte de un memorial a las víctimas de la represión política que data de 1995 muy rico en detalles, nombres y versos.
Extracto del reportaje publicado en la página web strana.ru "Todos viajes en Rusia"
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